La presión que las sociedades occidentales ejercen a través de los medios de comunicación y la publicidad sobre la importancia de tener un cuerpo perfecto y cómo lograrlo no es broma. Menos aún si sus "víctimas" son niños y niñas de tan sólo 10 años.
Científicos de Canadá y EEUU constataron en una investigación no sólo la preocupación excesiva de los niños por su imagen física, sino cómo el peso se relaciona con una mayor o menor satisfacción corporal. "Cuanto más contentos estén consigo mismos más se cuidan. Lo preocupante es que tanto las niñas y niños con un peso sano se sienten igual de insatisfechos que los que tienen sobrepeso", dijo al diario El Mundo Bryn Austin, del Departamento de Adolescentes y Jóvenes del Hospital Infantil de Boston (EEUU) y autor principal de la investigación.
Aseguran que entre una "baja satisfacción corporal y un incremento de la predisposición a sufrir comportamientos y síntomas de enfermedades relacionadas con el peso, como vomitar, usar píldoras dietéticas o laxantes es un hecho que quedó muy bien establecido en las investigaciones previas con población adolescente", aseguraron los científicos.
Un reciente trabajo realizado a raíz del Proyecto de Alimentación, de la Universidad de Minnesota tuvo como fin indagar en los factores que influyen en los hábitos dietéticos de los adolescentes. El estudio, en el que participaron 2.500 niños y niñas que fueron reclutados, desvela que una mayor satisfacción con el cuerpo se relaciona con una alimentación más sana y una práctica mayor de deporte cinco años después.
"A esta buena noticia se añade que los programas escolares destinados a elevar la satisfacción corporal de los alumnos ayudan a prevenir la obesidad y los trastornos de la alimentación", agregó el doctor Austin.
De la investigación, publicada en el BMC Public Health, participaron 4.254 estudiantes canadienses de 10 y 11 años a los que, además de preguntarles "¿Te gusta tu cuerpo?", se les midió su Índice de Masa Corporal (IMC). También se examinó si la educación y los ingresos de sus padres y la zona de residencia (rural o urbana) influían en cómo estos chavales se ven a sí mismos.
Nivel de satisfacción corporal
Un 7,3% de las chicas y un 7,8% de los chicos reconocieron su baja satisfacción corporal. "Un 5% de las niñas con peso normal estaba insatisfecha con su físico, un porcentaje que se elevó al 10% en el caso de las que tenían sobrepeso y a un 13%, si eran obesas", apuntan los investigadores. En cuanto a los niños, los porcentajes fueron prácticamente similares: 7%, 8,4% y 8,1%, respectivamente.
"El descontento de los chicos con bajos índices de IMC pone claramente en evidencia la presión que ejerce el modelo estético que vende que los varones deben estar musculosos", deducen los autores.
En el caso del sexo opuesto, el estudio apunta que las menores más insatisfechas eran las que tendían a tener padres con un nivel educativo inferior y vivir en zonas rurales. "Este dato nos sorprendió bastante, pero puede significar bien que la presión es más elevada en las zonas rurales o que simplemente en las urbanas gozan de más programas educativos que fomentan la satisfacción personal", añade el investigador principal.
Pero, por encima de todo, "se debe elevar la autoestima y los niveles de satisfacción corporal de los pequeños", insiste el científico norteamericano.
Científicos de Canadá y EEUU constataron en una investigación no sólo la preocupación excesiva de los niños por su imagen física, sino cómo el peso se relaciona con una mayor o menor satisfacción corporal. "Cuanto más contentos estén consigo mismos más se cuidan. Lo preocupante es que tanto las niñas y niños con un peso sano se sienten igual de insatisfechos que los que tienen sobrepeso", dijo al diario El Mundo Bryn Austin, del Departamento de Adolescentes y Jóvenes del Hospital Infantil de Boston (EEUU) y autor principal de la investigación.
Aseguran que entre una "baja satisfacción corporal y un incremento de la predisposición a sufrir comportamientos y síntomas de enfermedades relacionadas con el peso, como vomitar, usar píldoras dietéticas o laxantes es un hecho que quedó muy bien establecido en las investigaciones previas con población adolescente", aseguraron los científicos.
Un reciente trabajo realizado a raíz del Proyecto de Alimentación, de la Universidad de Minnesota tuvo como fin indagar en los factores que influyen en los hábitos dietéticos de los adolescentes. El estudio, en el que participaron 2.500 niños y niñas que fueron reclutados, desvela que una mayor satisfacción con el cuerpo se relaciona con una alimentación más sana y una práctica mayor de deporte cinco años después.
"A esta buena noticia se añade que los programas escolares destinados a elevar la satisfacción corporal de los alumnos ayudan a prevenir la obesidad y los trastornos de la alimentación", agregó el doctor Austin.
De la investigación, publicada en el BMC Public Health, participaron 4.254 estudiantes canadienses de 10 y 11 años a los que, además de preguntarles "¿Te gusta tu cuerpo?", se les midió su Índice de Masa Corporal (IMC). También se examinó si la educación y los ingresos de sus padres y la zona de residencia (rural o urbana) influían en cómo estos chavales se ven a sí mismos.
Nivel de satisfacción corporal
Un 7,3% de las chicas y un 7,8% de los chicos reconocieron su baja satisfacción corporal. "Un 5% de las niñas con peso normal estaba insatisfecha con su físico, un porcentaje que se elevó al 10% en el caso de las que tenían sobrepeso y a un 13%, si eran obesas", apuntan los investigadores. En cuanto a los niños, los porcentajes fueron prácticamente similares: 7%, 8,4% y 8,1%, respectivamente.
"El descontento de los chicos con bajos índices de IMC pone claramente en evidencia la presión que ejerce el modelo estético que vende que los varones deben estar musculosos", deducen los autores.
En el caso del sexo opuesto, el estudio apunta que las menores más insatisfechas eran las que tendían a tener padres con un nivel educativo inferior y vivir en zonas rurales. "Este dato nos sorprendió bastante, pero puede significar bien que la presión es más elevada en las zonas rurales o que simplemente en las urbanas gozan de más programas educativos que fomentan la satisfacción personal", añade el investigador principal.
Pero, por encima de todo, "se debe elevar la autoestima y los niveles de satisfacción corporal de los pequeños", insiste el científico norteamericano.
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