lunes, 1 de marzo de 2010

¿Cómo hacer para disfrutar más el encuentro sexual?

¿Cuál es la solución? En principio usar la cabeza y la imaginación y probar con algunas de estas sugerencias:

Concentrarse en los sentimientos placenteros y disfrutarse mutuamente.

La falta de concentración en lo que está pasando puede ser un síntoma sutil del aburrimiento sexual. Cuando no nos concentramos quedamos fuera de la escena y cuando quedamos afuera es fácil sentirse aburrido. El buen sexo requiere poder concentrarse en la situación con el otro y trascender la frontera del si mismo. Observarse a uno mismo interfiere con el abandono necesario para disfrutar. Muchas cosas pueden distraernos: culpa, vergüenza, las preocupaciones sobre el propio cuerpo, los conflictos del poder, el resentimiento, etc. La mejor manera de desprenderse de las distracciones es reconocer que están y dejarlas ir. Imaginemos que esos pensamientos distractivos se elevan en una nube que se va por el aire.



Tocarse y acariciarse más a menudo



Como primera medida por qué no recrear mentalmente aquellos primeros encuentros apasionados y compararlos con lo que está pasando ahora. Encontrar cuales son las diferencias y localizar que está faltando. Proponerse un masaje sensual que permita contactarse con todas las partes del cuerpo. Y no dejar pasar la ocasión de acariciar, besar y tocar aunque se esté en situaciones que no permitan un encuentro erótico.



Hacer una lista



Imagine su última relación sexual. Concéntrese en todos los detalles de lo sucedido. Luego haga una lista de tres columnas: en la primera columna haga una lista de las caricias que disfruta y quiere conservar, en la segunda una lista de caricias descartables y en la tercera una lista de las cosas que faltan y que a usted le gustaría introducir en su vida sexual. Invite a su marido a hacer lo mismo y luego conversen ambos sobre los resultados. Preste atención a sus propios deseos y a los de su compañero y traten ambos de incluir estos nuevos pedidos en las próximas relaciones.



Disfrute de los placeres de la vida



Piense en convertir pequeñas cosas cotidianas en pequeños placeres sensuales. Elija una actividad cada día tratando de convertirla en lo más sensual posible. En lugar de bañarse rápidamente, hágalo de modo de sentir el contacto del agua en su cuerpo y todo el placer que ello despierta. Lo mismo puede lograrse tomando un té, caminando, etc. Focalizar en una actividad placentera todos los días puede ampliar la gama de placeres.



Cuidando y redescubriendo su cuerpo



Tómese un tiempo todas las semanas; ese es su tiempo y aproveche para mirarse al espejo, ver que cosas necesita hacer para sentirse más linda, mas cómoda con su cuerpo. Este es un tiempo para encremarse, para relajarse y cuidarse. Sentirse bien con uno misma ayuda a sentirse bien con el otro.



Dejando que la mente vuele



Ponga una música suave, cierre los ojos y deje que su mente se llene de imágenes eróticas. Las fantasías sexuales nos ayudan a relajarnos y a disfrutar del placer sexual. En la medida en que experimenta con diferentes imágenes va a encontrar que algunas son mas excitantes que otras. Las fantasías pueden tomar diferentes formas: desde muy románticas hasta muy explícitas. No son peligrosas; fantasear no significa concretarlas en la realidad. Pero son un potente afrodisíaco que tenemos a nuestra disposición.



Darse permiso para sentirse sexy



Los sentimientos sexuales son una fuente de energía positiva. Si nos desembarazamos de viejas culpas, prejuicios y tabúes es posible que dejemos salir a la mujer sexy que existe en todas nosotras. La gente sexy busca oportunidades para estimular su erotismo, mantener relaciones sexuales, y divertirse con el sexo. Por qué no quedarse en la cama una mañana del fin de semana disfrutando de la mutua compañía, ver juntos una película erótica, escaparse un fin de semana sin chicos o dormir alguna noche en un lugar diferente.



Contándonos un cuento



Compartir historias sexuales es una de las tantas actividades divertidas que podemos hacer en pareja. Los cuentos pueden ser inventados y disfrazados, propios o ajenos. En principio buscar los más divertidos. Se puede empezar por situaciones infantiles y adolescentes. No asustarse si en el transcurso aparecen escenas dolorosas o complicadas que también es positivo compartir. Es interesante que sean breves e intercambiar historias. Que el otro también nos cuente.



Jugar



Sin juego el sexo pierde su creatividad y ciertamente se torna aburrido. Que es jugar?. Jugar es divertirse, hacer cosas infantiles, cosas que solo la intimidad permite, ponerse ropas distintas, jugar a ser una persona diferente, recrear personajes. Algunos les gusta jugar al “doctor”, otros prefieren ser la “profesora y el alumno” , etc., etc., etc. Son también interesantes los juegos fuera del dormitorio, que no son específicamente sexuales pero permiten a una pareja divertirse, reírse, hacerse trampas, competir, como jugar a las cartas, al tenis, al golf, etc.



Los afrodisíacos verbales



El lenguaje del amor es una parte importante del juego sexual. Los hombres y las mujeres nos excitamos a menudo con palabras diferentes. Culturalmente los hombres están acostumbrados a palabras fuertes que a veces nos resultan incómodas, expresiones más directas o nombres vulgares de genitales y de partes del cuerpo. A muchas de nosotras nos excitan frases más románticas, piropos y cosas que nos halaguen. Esto no quiere decir que siempre suceda así y que no podamos encontrar un lenguaje común, excitante para ambos. Los sonidos del amor, susurros, jadeos, suspiros son excitantes para mujeres y para hombres. Por otro lado al producirlos también aumenta nuestra excitación.



No olvidemos el romance



Construir un romance es repetir las cosas que hacen los enamorados. Las cosas del amor cotidiano, la notita, los besos, las invitaciones especiales, la comida exótica, el llamado telefónico, etc. Mantener el clima del afecto y la seducción a veces da trabajo pero el resultado es muy gratificante. Coquetear y seducir, avanzar y retroceder, crea escenas y espacios para un nuevo encuentro.

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