Las mujeres evalúan el atractivo facial de los hombres en dos niveles; un nivel sexual, basado en características específicas de la cara como la mandíbula, los pómulos y los labios, y un nivel no sexual basado en la estética en general. Así lo indican los resultados de un reciente estudio llevado a cabo por los psicólogos Robert G. Franklin y Reginald Adams, de la Universidad Estatal de Pensilvania.
En el nivel sexual más básico, el atractivo representa una cualidad que debería incrementar el potencial reproductivo, como la fertilidad o la salud. En la parte no sexual, el atractivo puede ser percibido como un todo, donde el cerebro juzga la belleza basándose en la suma de todas las partes que ve.
Pero, hasta ahora, este concepto de proceso dual no había sido comprobado.
Con el fin de estudiar cómo las mujeres usan estos métodos para determinar el atractivo facial, los psicólogos mostraron a 50 estudiantes universitarias heterosexuales varios rostros masculinos y femeninos. Les pidieron que puntuasen a las personas que veían, como pareja para citas hipotéticas, y como hipotético compañero o compañera de laboratorio, en una escala de uno a siete. La primera cuestión estuvo dirigida a invocar una base sexual para la determinación del atractivo, mientras que la segunda estuvo dirigida a una base estética. Esta parte del experimento sirvió como punto de partida para la próxima fase.
Luego, los psicólogos mostraron los mismos rostros a otras 50 estudiantes heterosexuales. Sin embargo, algunos de estos rostros estaban divididos horizontalmente, con las mitades superiores e inferiores en direcciones opuestas. Los científicos pidieron a estas participantes que evaluaran el atractivo global de los rostros enteros y el de sus divisiones, en la misma escala.
Los investigadores calcularon que, al dividir los rostros en mitades y alterar el procesamiento facial global de las sujetos de estudio, las mujeres se basarían más en rasgos faciales específicos para determinar el atractivo físico. Pensaron que esta ruta sexual saldría a relucir particularmente cuando las participantes vieran rostros de hombres que les resultasen más interesantes como pareja para citas hipotéticas que como compañeros de laboratorio. El estudio mostró exactamente esto.
Por lo tanto, con un nivel estadístico significativo, dividir los rostros en mitades hizo que las mujeres utilizaran una estrategia puramente sexual para procesar los rostros masculinos. Los resultados del estudio verifican que estas dos maneras de evaluar el atractivo facial existen y pueden actuar por separado en las mujeres.
En el nivel sexual más básico, el atractivo representa una cualidad que debería incrementar el potencial reproductivo, como la fertilidad o la salud. En la parte no sexual, el atractivo puede ser percibido como un todo, donde el cerebro juzga la belleza basándose en la suma de todas las partes que ve.
Pero, hasta ahora, este concepto de proceso dual no había sido comprobado.
Con el fin de estudiar cómo las mujeres usan estos métodos para determinar el atractivo facial, los psicólogos mostraron a 50 estudiantes universitarias heterosexuales varios rostros masculinos y femeninos. Les pidieron que puntuasen a las personas que veían, como pareja para citas hipotéticas, y como hipotético compañero o compañera de laboratorio, en una escala de uno a siete. La primera cuestión estuvo dirigida a invocar una base sexual para la determinación del atractivo, mientras que la segunda estuvo dirigida a una base estética. Esta parte del experimento sirvió como punto de partida para la próxima fase.
Luego, los psicólogos mostraron los mismos rostros a otras 50 estudiantes heterosexuales. Sin embargo, algunos de estos rostros estaban divididos horizontalmente, con las mitades superiores e inferiores en direcciones opuestas. Los científicos pidieron a estas participantes que evaluaran el atractivo global de los rostros enteros y el de sus divisiones, en la misma escala.
Los investigadores calcularon que, al dividir los rostros en mitades y alterar el procesamiento facial global de las sujetos de estudio, las mujeres se basarían más en rasgos faciales específicos para determinar el atractivo físico. Pensaron que esta ruta sexual saldría a relucir particularmente cuando las participantes vieran rostros de hombres que les resultasen más interesantes como pareja para citas hipotéticas que como compañeros de laboratorio. El estudio mostró exactamente esto.
Por lo tanto, con un nivel estadístico significativo, dividir los rostros en mitades hizo que las mujeres utilizaran una estrategia puramente sexual para procesar los rostros masculinos. Los resultados del estudio verifican que estas dos maneras de evaluar el atractivo facial existen y pueden actuar por separado en las mujeres.
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