martes, 17 de noviembre de 2009

La Hermana De Hitler

Luego del suicidio de Adolf Hitler, los servicios de inteligencia norteamericana detuvieron para investigar a una tal Paula Wolff, ex secretaria de un hospital y que a finales de la Segunda Guerra Mundial se había trasladado a vivir anónimamente a un pequeño hostal en el pueblo de Berchtesgaden.
La detención dio sus frutos. Efectivamente, aquella anónima mujer resultó ser Paula Hitler, quien luego de los interrogatorios realizados por los norteamericanos arrojó más luces acerca de la infancia del temible dictador.


Alois Hitler


Paula Hitler nació en Hartfeld, Austria en 1896. Ella y Adolf fueron los únicos sobrevivientes de cinco hermanos ya que dos murieron de difteria y uno falleció poco después de nacer.
Paula apenas tenía seis años y Adolf trece cuando su padre Alois Hitler murió después de sufrir un derrame pleural, mientras Klara, su madre, tuvo que encargarse sola de la crianza de ambos niños.


Klara Hitler


“Mi hermano y yo pasábamos muy poco tiempo juntos, debido a la diferencia de edad. Él nunca me vio como una compañera de juegos. Recuerdo que le encantaba jugar a los policías y ladrones y esas cosas…
Él asistió al internado de la Realschule de Estiria, y sólo pasaba sus vacaciones en casa. La muerte de mi madre nos dejó una profunda impresión a ambos, especialmente a Adolf que era muy apegado a ella. Nuestra madre murió en 1907 y mi hermano nunca más volvió a casa después de su muerte”


Adolf en el centro, con sus compañeros del internado en 1900


Desde que Adolf Hitler dejó la casa materna en 1908, Paula no lo volvería a ver hasta 1921, oportunidad que aprovechó para reprocharle su ausencia todos estos años. Le reclamaba el hecho de que su situación afectiva y subsistencia económica le hubiese sido más fácil de llevar, si hubiera sabido que aún contaba con un hermano que la podría ayudar.

“Mi hermano llegó a Viena en 1921 con el propósito expreso de verme. Yo no lo reconocí en primera instancia cuando entró a la casa. Estaba tan sorprendida que lo único que hacía era mirarlo. Era como si un hermano me hubiese caído del cielo. De todas formas, yo ya estaba acostumbrada a estar sola en el mundo. Fue un momento muy bonito. Lo que más me gustó fue que él me llevó de compras. Todas las mujeres amamos ir de compras.”


Retrato de Paula


Un año después de su visita de 1921, volvió a verlo, y fueron juntos a visitar la tumba de sus padres cerca de Linz. Lo vió nuevamente en Münich en 1923, tiempo antes del fallido golpe de estado de noviembre; en esta ocasión, Paula dijo no haber notado ningún cambio en la forma habitual de ser de su hermano.

“A partir de 1929 lo veía sólo una vez al año hasta 1941. Nos reunimos una vez en Munich, una vez en Berlín, y otra vez en Viena. Su rápido ascenso en la escena mundial me preocupaba. Sinceramente, yo hubiese preferido que alcance su ambición original de convertirse en un gran arquitecto. El mundo se hubiera salvado de tantos problemas.
Mi hermano no siguió ninguna dieta especial en su juventud. Nuestra madre jamás lo habría permitido. Nunca se preocupó demasiado por la carne. Supongo que más tarde se convirtió en vegetariano debido a su dolencia de estómago.”

Paula solía escribir a Adolf por su cumpleaños, le enviaba cartas de felicitación, a la cuales Hitler respondía con una nota corta de agradecimiento, acompañándolas de un paquete con presentes que él a su vez él había recibido como regalo de otras personas, como jamón español, caramelos o galletas.

Durante los Juegos Olímpicos de Garmisch, Hitler le sugirió a Paula que se cambie de nombre explicándole que quería que se mantuviera alejada y de incógnito bajo el apellido "Wolff", y que si quería, podía conservar el nombre ‘Paula’. Ella accedió al pedido de su hermano, y de esta manera, su nuevo pasaporte fue expedido como "Paula Wolff", pero con una fecha errónea de nacimiento, pues figuraba como nacida el día 12 de noviembre de 1896 cuando en realidad había nacido en enero de ese año.

"Yo perdí mi trabajo en una compañía de seguros de Viena en 1930 cuando se supo quién era mi hermano. Desde ese momento él me dio una pensión mensual de 250 chelines. Después de la anexión con Austria y el cambio de moneda, me daba 250 marcos"

En 1940 se trasladó a Berlín para visitarlo, sin embargo nunca estuvo bajo la observación de la Sicherheitsdienst -seguridad de las SS-, de hecho siempre pudo moverse libremente. La policía judicial llegó una vez a controlar a los huéspedes del hotel donde ella estaba hospedada en Munich, durante la visita de Mussolini. Aún no sabían que Paula era "la señora Wolff".

“Soy una católica convencida. Mi hermano también era católico, y no creo que se haya salido de la iglesia. No estoy segura de eso.
Los últimos años yo trabajé como secretaria en un hospital. Mi hermano lo sabía. Aunque no le gustaba eso, estaba orgulloso de que yo hubiera conseguido ese trabajo por mí misma. Tuve que renunciar más adelante, porque mi salud estaba deteriorada”

Hasta las últimas semanas de la guerra, Paula Hitler vivió en Viena, donde fue detenida por los agentes de Inteligencia de EE.UU. en mayo de 1945. Durante los interrogatorios insistió en que a su hermano le afectó profundamente la muerte de su madre, que eso quizá lo desequilibró. Después de romper en lágrimas, dijo: Por favor, recuerde, fue mi hermano.

"El destino personal de Adolf me afectó mucho. Al fin y al cabo era mi hermano, no importa lo que pasó. Su trágico final trajo un sufrimiento indescriptible para mí, como hermana..."
(En este punto Paula rompió en llanto, el interrogatorio había terminado)



Paula fue liberada y regresó a Viena a trabajar de dependienta en una tienda de artesanías. A inicios de diciembre de 1952 se mudó a un apartamento cerca de Berchtesgaden, en la frontera entre Alemania y Austria, donde vivió recluida con el apellido Wolff hasta su muerte el 1º de junio de 1960.
La copia original de este documento ya desclasificado, se guarda en la Biblioteca Eisenhower y podemos verla aquí, donde claramente se aprecia que llevaba el sello de Restringido.

Paula Hitler, nunca tuvo hijos ni se casó. Está enterrada en Berchtesgaden, como el único miembro de la familia inmediata en llevar el apellido Hitler en su tumba.
Aquí vemos otro caso donde el peso de un apellido es determinante en la vida de una persona, aunque ésta se mantenga al margen de sus actos.

1 comentario:

  1. Gracias, considero un honor el que me copies textualmente, pero recuerda una ley de los blogs: "Cita y serás citado"
    http://sentado-frente-al-mundo.blogspot.com/2009/11/la-hermana-de-hitler.html

    Saludos.

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