miércoles, 13 de abril de 2011

Los Mayas sucumbieron por colapso ambiental

El colapso de la civilización maya, tanto en las ciudades del preclásico como del clásico, se debió a la depredación ambiental por la "excesiva tala" y desforestación y daños al sistema agrícola, aseguró el arqueólogo estadounidense Richard D. Hansen.

"Se trató de un colapso y no de un abandono, porque el segundo es temporal; en tanto que el primero representa un abandono a largo plazo y la destrucción del sistema social y económico que mantiene a un Estado, como ocurrió en dicha región", indicó el experto en una conferencia magistral durante la inauguración del III Congreso Internacional de la Cultura Maya.

El arqueólogo y ambientalista de la Universidad Estatal de Idaho afirmó que las ciudades del período preclásico (1000 a.C.-150 d.C.) fueron "las más grandes del mundo en cuanto a su volumen, incluso las de mayor población en Mesoamérica".

Afirmó que este periodo comienza a estudiarse y se reconocen sus valores a partir de recientes investigaciones, y afirmó que de esta zona ubicada entre la frontera entre Guatemala y México "aún queda mucho por descubrir".

Precisó que estas ciudades se "ubicaron en la Cuenca Mirador-Calakmul, una región asentada en ambos lados de la frontera entre México y Guatemala, específicamente en Campeche".

Hansen, quien dirige el proyecto de investigación Cuenca Mirador en Guatemala, que incluye los sitios el Mirador, Nakbé, Wakná, Tintal y Nacchtum, en Guatemala, señaló que la caída de estas ciudades se registró en el periodo Preclásico Tardío, hacia 150 d.C. debido a la excesiva explotación de los recursos naturales.

"Fue similar al ocurrido a finales del periodo Clásico (300-900 d.C.), en ciudades como Palenque, Copán y Tikal, a causa del daño ambiental, derivado de la excesiva tala para la quema de cal y la producción de estuco con el que se recubrían los edificios.

Precisó que el "consumo ‘conspicuo' de los recursos naturales causó deforestación y daños en el sistema agrícola, lo que impidió cultivar la suficiente cantidad de alimentos para mantener a una población que para esa época llegaba alrededor de un millón de habitantes en toda la Cuenca".

Hansen dijo que esta conclusión es producto de 30 años de estudio en la cuenca, durante los cuales recolectó evidencias arqueológicas, como polen, isótopos, cerámica y lítica, que le han permitido comprobar la agresión ambiental.

Por su parte, el arqueólogo Alfredo Barrera, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Yucatán, afirmó que la civilización maya tuvo diversos procesos, "tomando en cuenta que fueron varios colapsos y varios desarrollos los que ocurrieron en esa área, y no sólo uno como se veía hasta hace poco y se enfocaba al periodo clásico".

El III Congreso Internacional de la Cultura Maya, que reúne a más de 200 especialistas, se celebra a partir del lunes hasta el 28 de marzo en Mérida, capital del estado mexicano de Yucatán.

viernes, 8 de abril de 2011

La increíble historia del vagabundo que era un heredero millonario

Jerry Winkler, de 28 años de edad, estaba viviendo en las calles cuando descubrió que él era el único hijo y heredero de un hombre de negocios multimillonario.
La infancia de Jerry fue traumática. Cuando a su madre le encontraron un tumor cerebral, lo mandaron a vivir con el hombre que pensó era su padre. Pero su relación con la nueva familia era muy difícil. Terminó en centros de acogida.
Durante los siguientes cinco años fue trasladado de una casa a otra. Poco a poco fue cayendo en la delincuencia menor y las drogas.

Descubrimiento. Fue después de una discusión familiar que se enteró de que el hombre que él creía que era su padre, no lo era.

"Tuve una serie de riñas con mi madrastra y mi padrastro y, luego, mi padrastro me dijo que no era mi padre biológico", recuerda Jerry, en conversación con la BBC. "Por un lado pensé 'ahora entiendo porqué estaban tan en contra mía', pero también fue como si me dieran otro golpe". "Primero se muere tu mamá y luego tu papá te dice que él no es tu padre", añade.

Desde ese momento, se puso en la tarea de intentar hallar a su verdadero padre. Primero descubrió que su madre había tenido una aventura amorosa en el trabajo. Las pistas lo llevaron al director de la compañía, Alfred Winkler, un acaudalado hombre de negocios que había muerto sin dejar herederos.

De la noche a la mañana. "Uno de mis nombres es Alfred y nunca supimos porqué mi mamá me lo puso, así que el dato era prometedor", cuenta Jerry.

Acto seguido, encontró un artículo en un periódico de 2006 sobre el hombre que podría ser su padre, así que contacto al periodista que lo había escrito. "Acordamos encontrarnos y apenas llegué él vio que yo me parecía mucho a la persona que había entrevistado en ese entonces".

Alfred Winkler le había dejado su fortuna a una fundación, cuyos abogados, tras oír la historia de Jerry, lo tomaron en serio.

Jerry entonces se hizo una prueba de ADN. Los resultados mostraron una certeza del 99,999% de que era hijo de Alfred Winkler. "Nunca voy a olvidar ese momento. El abogado me llamó y cuando me comunicó el resultado empecé a llorar, me sentí furioso, loco, todo al mismo tiempo".

Para Jerry, más que el dinero, lo que le emocionó fue finalmente saber quién era su padre: "todos queremos saber de dónde venimos. Aunque desafortunadamente mi papá ya estaba muerto, puedo comparar su historia con la mía y ver qué tan parecidos somos".

La noticia transformó su vida. "Un giro de 180º... un día estoy durmiendo en las calles y pocos días después me acostaba en un apartamento justo en el centro de Amsterdam, tenía dinero en el banco... pude volver a vivir!".

De acuerdo con la ley holandesa, a Jerry no le correspondía nada de lo que su padre había dejado, "pero decidieron que por razones morales debían darme un porcentaje... y es -para mí- mucho dinero".

"¿Qué voy a hacer con él? Voy a apostarlo todo en la ruleta... (se ríe) ¡Mentira, es un chiste! Lo que hice fue crear una fundación para jóvenes sin hogar y que no tienen los medios para hacer algo de su vida".

"Una casa linda, me saqué el pase de conducir, a veces me voy de vacaciones... y mi nevera está llena de comida", dice Jerry. "A veces, cuando me despierto por la mañana en mi propia cama, al lado de mi novia, y me tengo que pellizcar para ver si estoy despierto. Uno no sabe si es real o un cuento de hadas", concluye.