Cuando antes veía a un náufrago pasándolas mal, muerto de sed pero rodeado de agua salada, en las películas siempre se decía que, pase lo que pase, nunca saciaras tu sed con el agua del mar. Si lo hacías, tal vez notarías cierta saciedad, pero entonces no tardarías mucho en morir. En las películas nunca explicaban la razón de esa ley, aunque parecía una ley intocable.
Vamos a explicar por qué.
Imaginense que estan flotando sobre una madera en mitad del mar. Tienen la boca seca. Los rodea todo el agua (mas salada de lo que puedan imaginar). El mar es de un azul insultante. El mar es azul porque refleja el color del cielo. A veces, el mar se presenta verdoso debido a diminutas algas que componen el fitoplancton, las cuales son verdes como todas las plantas que realizan la fotosíntesis. Y entonces, cedén al impulso y empezán a beber agua del mar.
El 97,3 % del agua de la tierra es salada y sólo un 2, 7 % es dulce, así que os acabáis convenciendo de que no puede existir tanto veneno en el mundo. Pero es así.
Los riñones son los filtros que separan las materias de deshecho de la sangre, que son almacenadas en forma de orina en la vejiga, dispuestas para su expulsión al exterior. El riñón no puede producir orina con una concentración de sales de más de un 2%. El agua de mar tiene aproximadamente un 3% de sal, por lo que si la bebemos para calmar la sed, los riñones tienen que retirar agua de nuestro cuerpo para diluir la sal extra y esto nos hace sentir más sedientos.
Esto se debe al proceso de la ósmosis, en la que los riñones sólo pueden generar orina menos salada que el agua que bebemos. Como consecuencia, el cuerpo tiende a orinar todo lo que pueda para eliminar el exceso de sales, pero en lugar de eliminarlas, cada vez tiene más, ya que la orina que consigue es siempre menos salada que la original. Tendría que expulsar más líquido del que se bebe, lo cual es imposible Por eso el efecto de beber agua salada es, paradójicamente, la deshidratación.
El agua marina contiene un 3 por 100 de sal, por lo que, si bebemos un litro, nuestros riñones necesitarán al menos un litro y medio de agua pura para diluir toda la sal. Para conseguirlo, se verán obligados a retirar medio litro extra de agua de nuestro cuerpo.
Vamos a explicar por qué.
Imaginense que estan flotando sobre una madera en mitad del mar. Tienen la boca seca. Los rodea todo el agua (mas salada de lo que puedan imaginar). El mar es de un azul insultante. El mar es azul porque refleja el color del cielo. A veces, el mar se presenta verdoso debido a diminutas algas que componen el fitoplancton, las cuales son verdes como todas las plantas que realizan la fotosíntesis. Y entonces, cedén al impulso y empezán a beber agua del mar.
El 97,3 % del agua de la tierra es salada y sólo un 2, 7 % es dulce, así que os acabáis convenciendo de que no puede existir tanto veneno en el mundo. Pero es así.
Los riñones son los filtros que separan las materias de deshecho de la sangre, que son almacenadas en forma de orina en la vejiga, dispuestas para su expulsión al exterior. El riñón no puede producir orina con una concentración de sales de más de un 2%. El agua de mar tiene aproximadamente un 3% de sal, por lo que si la bebemos para calmar la sed, los riñones tienen que retirar agua de nuestro cuerpo para diluir la sal extra y esto nos hace sentir más sedientos.
Esto se debe al proceso de la ósmosis, en la que los riñones sólo pueden generar orina menos salada que el agua que bebemos. Como consecuencia, el cuerpo tiende a orinar todo lo que pueda para eliminar el exceso de sales, pero en lugar de eliminarlas, cada vez tiene más, ya que la orina que consigue es siempre menos salada que la original. Tendría que expulsar más líquido del que se bebe, lo cual es imposible Por eso el efecto de beber agua salada es, paradójicamente, la deshidratación.
El agua marina contiene un 3 por 100 de sal, por lo que, si bebemos un litro, nuestros riñones necesitarán al menos un litro y medio de agua pura para diluir toda la sal. Para conseguirlo, se verán obligados a retirar medio litro extra de agua de nuestro cuerpo.
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