Un estudio británico reveló que las personas que más comen envían a la atmósfera una tonelada más de dióxido de carbono que las delgadas.
Las personas con sobrepeso comen más que las delgadas y son más propensas a viajar en automóvil, lo que convierte a los kilos de más en una doble amenaza para el medio ambiente, según indicó un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
La investigación fue publicada en International Journal of Epidemiology. “Cuando se trata de la ingesta de alimentos, desplazarse en un cuerpo pesado es como conducir un automóvil grande que consume mucha gasolina” y la producción de alimentos es una de las mayores fuentes de gases de efecto invernadero, escribieron Phil Edwards y Ian Roberts en su estudio.
“Necesitamos hacer mucho más para revertir la tendencia global hacia la gordura y creemos que es un factor clave en la batalla por reducir las emisiones (de carbono) y desacelerar el cambio climático”, indicaron los científicos británicos.
Los autores estimaron que cada persona obesa es responsable, en promedio, de casi una tonelada más de emisiones de dióxido de carbono por año que una persona delgada, lo que significa agregar 1.000 millones de toneladas del gas por año en una población de 1.000 millones de personas con sobrepeso.
La Unión Europea estima que cada ciudadano del bloque representa unas 11 toneladas de la emisión anual de gases de efecto invernadero.
Las personas con sobrepeso comen más que las delgadas y son más propensas a viajar en automóvil, lo que convierte a los kilos de más en una doble amenaza para el medio ambiente, según indicó un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
La investigación fue publicada en International Journal of Epidemiology. “Cuando se trata de la ingesta de alimentos, desplazarse en un cuerpo pesado es como conducir un automóvil grande que consume mucha gasolina” y la producción de alimentos es una de las mayores fuentes de gases de efecto invernadero, escribieron Phil Edwards y Ian Roberts en su estudio.
“Necesitamos hacer mucho más para revertir la tendencia global hacia la gordura y creemos que es un factor clave en la batalla por reducir las emisiones (de carbono) y desacelerar el cambio climático”, indicaron los científicos británicos.
Los autores estimaron que cada persona obesa es responsable, en promedio, de casi una tonelada más de emisiones de dióxido de carbono por año que una persona delgada, lo que significa agregar 1.000 millones de toneladas del gas por año en una población de 1.000 millones de personas con sobrepeso.
La Unión Europea estima que cada ciudadano del bloque representa unas 11 toneladas de la emisión anual de gases de efecto invernadero.
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