Una abuela del suroeste de Pensilvania aseguró que no le interesaba cultivar mariguana, sólo tener una planta que luciera bonita al lado de sus tomates.
Un jurado del condado de Fayette absolvió a Alberta Kelley, de 67 años, de posesión y fabricación de drogas, aceptando su versión de que ella se limitó a arrojar en su huerto un puñado de semillas que le regaló un forastero barbudo.
La policía de Connellsville acusó a Kelley el año pasado tras recibir una denuncia sobre su jardín.
Los investigadores dicen que hallaron cuatro plantas de mariguana cuidadosamente cultivadas, de más de un metro de altura.
Pero Kelley dijo que no sabía qué planta era. Un forastero le dio las semillas y dijo que eran flores, alegó.
Kelley dijo a la televisora WTAE que para ella, las "hierbas son solo hierbas".
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