El primer ministro británico, Sir Winston Churchill, tenía la costumbre de telefonear a sus generales en las vísperas de cada batalla. Sir Bernard Montgomery estaba al mando de las tropas en El Alamein y Churchill quería hablar con él. Ésta curiosa conversación la sostuvo un día antes de la batalla.
(Suena el teléfono y una voz responde)
Voz: ¿Quién habla?
Churchill: Aquí, el Primer Ministro.
Voz: (silencio)
Churchill: ¿Cómo van las operaciones?
Voz: Yo creo que todo va a salir a pedir de boca.
(Churchill queda extrañado ante la respuesta)
Churchill: Dígame, ¿qué piensa usted del movimiento envolvente que al parecer quieren intentar los alemanes?
Voz: Les daremos una paliza, ya verá usted.
Churchill: ¿Cómo está de aprovisionamiento?
Voz: Todo está perfectamente controlado, no hay ninguna razón para inquietarse.
(Churchill estaba extrañado ante la excesiva confianza de un general caracterizado por su extrema prudencia; de hecho, ni siquiera podía reconocer la voz de su interlocutor)
Churchill: A propósito, ¿quién es usted?
Voz: Soy el cabo Peter Jones, de la MO5, señor.
Churchill pensaba que estaba conversando con el General Montgomery.
(Suena el teléfono y una voz responde)
Voz: ¿Quién habla?
Churchill: Aquí, el Primer Ministro.
Voz: (silencio)
Churchill: ¿Cómo van las operaciones?
Voz: Yo creo que todo va a salir a pedir de boca.
(Churchill queda extrañado ante la respuesta)
Churchill: Dígame, ¿qué piensa usted del movimiento envolvente que al parecer quieren intentar los alemanes?
Voz: Les daremos una paliza, ya verá usted.
Churchill: ¿Cómo está de aprovisionamiento?
Voz: Todo está perfectamente controlado, no hay ninguna razón para inquietarse.
(Churchill estaba extrañado ante la excesiva confianza de un general caracterizado por su extrema prudencia; de hecho, ni siquiera podía reconocer la voz de su interlocutor)
Churchill: A propósito, ¿quién es usted?
Voz: Soy el cabo Peter Jones, de la MO5, señor.
Churchill pensaba que estaba conversando con el General Montgomery.
No comprendo.
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