domingo, 13 de abril de 2008

PABLO ESCOBAR: HÉROE O VILLANO

Pablo Escobar: héroe o villano


Pablo Emilio Escobar Gaviria (1 de diciembre de 1949 - 2 de diciembre de 1993) fue un poderoso narcotraficante, que además alcanzó a hacer carrera como político colombiano.

Como líder del Cartel de Medellín, fue el máximo capo de la mafia colombiana. Las autoridades colombianas lo vinculan al asesinato de más de 2000 personas. Organizó y financió una extensa red de sicarios y con sus actos terroristas (carros bomba en las principales ciudades del país) desestabilizó al país y se constituyó en uno de los criminales más buscados del mundo a comienzos de los años noventa. Murió abatido por la policía después de haberse fugado de la cárcel 15 meses atrás (esta es la muerte oficial, aunque hay detractores de ella).

Su carrera delictiva la empezó robando lápidas en los cementerios, más tarde autos, después traficando marihuana –que le encantaba fumar- para luego con la cocaína coronarse como el jefe del cartel de Medellín. Cuentan que la primera vez que viajó al norte, como no tenía visa, se metió de polizonte en un barco, y antes de llegar a costas gringas se lanzó al mar para nadar las peligrosas aguas caribeñas. Llevaba una correa con pequeños envoltorios de coca. A los pocos días volvió con más de 40 mil dólares en los bolsillos, y en otro buque. En otra ocasión (anterior a sus andanzas marítimas), cuando viajaba en su Renault –había sido corredor de autos- para traer la pasta básica del Ecuador y Perú para procesarla en Colombia, metía el cargamento en un cajón fúnebre, y cuando iba a cruzar la frontera contrataba a un grupo de mujeres vestidas de luto que lloraban desconsoladas por un muerto que no había (increíble pero cierto¡¡).

La revista Forbes lo catalogaba a comienzos de los ochenta como uno de los diez hombres más ricos del mundo, con un patrimonio de más de 3 mil millones de dólares, todo un dineral para un joven que ni siquiera aún pasaba los 33 años.
Por eso, con tantísimo dinero podía construir estadios de fútbol, barrios enteros para los más pobres, comprar políticos, pagar la deuda externa a cambio de la no extradición, y poner en jaque con suma violencia durante mucho tiempo al gobierno colombiano. Porque jugó a ser Dios. Por ello quizás, sintiéndose creador, mandó traer elefantes de la India, camellos del Sahara, jirafas e hipopótamos del África, auquénidos de Perú, búfalos de Estados Unidos, vacas de Escocia, canguros de Australia, cisnes negros y de cuello largo, pavas blancas, flamencos, antílopes, delfín, gallinetas, venados, rinocerontes… y si el Instituto Agropecuario se los decomisaba por contrabando y no contar con licencia de salubridad, el patrón enviaba a uno de sus empleados a los remates, los volvía a comprar, y los animales regresaban a la hacienda en unos cuantos días.

Inicios en la política

Para intentar ocultar sus negocios en el narcotráfico, Pablo Escobar construyó muchas obras benéficas para los pobres, entre ellas varias canchas de fútbol y un barrio entero llamado “Medellín sin tugurios”. El proyecto y la obra fue respaldada públicamente por el entonces gobernador de antioquia, Álvaro Uribe (presidente de Colombia durante los años 2002-2005 y 2006-2010). Impuso su conocida ley de "plata o plomo", por la cual muchos miembros del gobierno, policía y militares colombianos o aceptaban la "plata" (dinero) o les caía una lluvia de "plomo". Se ganó mediante la intimidación el apoyo que lo llevaría a la Cámara de Representantes por el movimiento Alternativa Liberal, después de haber sido expulsado junto con Jairo Ortega Ramírez del Nuevo Liberalismo que había fundado Luis Carlos Galán. Como congresista suplente, fue invitado en 1982 a la posesión presidencial de Felipe González en España por el empresario español Enrique Sarasola quien tenía negocios importantes en Medellín.

De esta forma logró acumular gran influencia en múltiples estamentos legales, civiles, económicos, religiosos y sociales del país, de Antioquia y de Medellín.

Propiedades

Fue dueño de la hacienda más extensa de Colombia, llamada NAPOLES, que se convirtió en su centro de operaciones. En esta hacienda reunió más de 200 especies de animales exóticos para la región, como lo eran jirafas, elefantes, cebras y avestruces, todos ingresados al país como fruto del soborno a las autoridades aduaneras. Era aficionado a los carros lujosos y luego del atentado perpetrado por sus enemigos del Cartel de Cali se encontraron más de 40 autos deportivos en el estacionamiento del edificio Mónaco, donde vivía parte de su familia. Es difícil calcular la totalidad de sus bienes, como edificios, fincas y casas, pero algunos datos hablan de más de 500 propiedades. También poseía su propio helicóptero, decenas de lanchas y varias avionetas para transportar la droga a través de la difícil geografía colombiana. Su deporte favorito era el fútbol y logro tener gran influencia económica en el equipo Atlético Nacional, de Medellín.

Período de violencia

En 1983 fue expulsado del movimiento político y denunciado por el entonces ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, a quien presuntamente mandó a asesinar.

Según uno de los testimonios recogidos en una Comisión de la Verdad conformada en 2005, Escobar les habría pagado 2 millones de dolares a la guerrilla del M-19 por 'tomarse el Palacio de Justicia' en noviembre de 1985. Dicha toma fue violentamente contrarrestada por las Fuerzas Armadas, dejando un saldo de decenas de muertos y 11 desaparecidos.

Entre sus crímenes más notorios está el haber hecho estallar un avión de Avianca en pleno vuelo, con un saldo de casi 200 muertos. En la campaña presidencial de 1989 asesinó a varios candidatos, entre ellos Luis Carlos Galán, quien tenía una clara ventaja en las encuestas y se perfilaba ya como el próximo presidente. También hizo dinamitar el edificio del DAS, la policía secreta colombiana, buscando acabar con su director, el general Miguel Alfredo Maza Márquez, quien salió ileso a pesar de que la edificación quedo completamente destruida. Dicho atentado les costó la vida a cerca de setenta personas y causó centenares de heridos.

Se ha argumentado que Escobar habría influenciado o intimidado a miembros de la Asamblea Constituyente de 1991 para promover la prohibición de la extradición de colombianos a otros países, especialmente a Estados Unidos, durante la redacción de la nueva Constitución.

Tras amedrentar al gobierno de César Gaviria Trujillo mediante la violencia, se entregó a la justicia en junio de 1991 con la condición de no ser extraditado. Es recluido en "La Catedral", una cárcel en el municipio de Envigado construida según las especificaciones de Escobar y desde donde siguió delinquiendo, ejecutando incluso a viejos compañeros de la mafia en sus instalaciones, entre ellos los hermanos Moncada Galeano. El 20 de julio de 1992 se fuga tranquilamente tras haberse enterado de que iba a ser trasladado de prisión.

A la caza y captura

El gobierno colombiano conformó un grupo especial llamado el Bloque de Búsqueda con el único objetivo de capturarlo. Con el soporte logístico de Estados Unidos, empezaron a desarticular su red de sicarios y a dar de baja a sus principales lugartenientes. Finalmente, el 2 de diciembre de 1993 fue abatido por una unidad de élite de la policía colombiana tras la intercepción de una llamada de Escobar a su familia. Su tumba, situada en el cementerio Jardines de Montesacro, cerca de Medellín, es una de las más visitadas de Colombia.

Exhumación

El 8 de noviembre de 2006, dos días después de la muerte de su madre Hermilda, el cadáver de Escobar fue exhumado por orden de Nicolás Escobar, sobrino de Pablo e hijo de Roberto Escobar, alias "El Osito". Sebastián Marroquín acusó a su primo de haber vendido las imágenes de la exhumación a la televisión (éstas fueron transmitidas en vivo) y de lucrarse con la memoria del capo. La disputa familiar se hizo más profunda tras conocerse que Nicolás se quedó con tres dientes y un pedazo del bigote que aún quedaba en la osamenta, aunque él alega que las conservó para realizar pruebas de ADN que resolverían los reclamos de paternidad de dos supuestos hijos del narcotraficante

El Recuerdo de la Hacienda Nápoles

A medio camino entre Bogotá y Medellín, las agencias de viaje ofrecen como atractivo turístico a la Hacienda Nápoles (más de 3000 hectareas), la que fue la propiedad más importante del extinto y más temido jefe de la mafia colombiana, Pablo Escobar.
En la entrada, encima del arco que brindaba la bienvenida había una avioneta: la leyenda contaba que el patrón –como lo llamaban ya los empleados al joven hacendado- había hecho su primer pase importante a los Estados Unidos al mando de esa frágil aeronave. Ahora, de la extensa y suntuosa finca solo queda naturaleza salvaje abriéndose paso entre los vestigios, solo el recuerdo de lo que fue puro esplendor y símbolo del poder del narcotráfico en los años ochenta.

Llegó a tener más de 1,900 animales, más de 200 especies exóticas, plantó casi 10,000 árboles frutales, mandó a construir 10 lagos artificiales, la increíble hacienda contaba con 6 piscinas, canchas de fútbol, tenis, discotecas, plaza de toros, un parque de diversiones con dinosaurios de juguete casi a escala real, teatro, caballeriza, hospital y hasta una larga y asfaltada pista de aterrizaje por donde mandaba sus cargamentos y llegaban las más influyentes personalidades para disfrutar unos días de naturaleza y tranquilidad. La casa principal –la mayoría, como la conocían- era de estilo colonial español, y afuera uno podía sentir el inclemente sol del monte o la torrencial lluvia, pero dentro el ambiente siempre marcaba los 15ºC. escobar mandó a abrir su extenso zoológico para que los pobres también gozaran de las maravillas de la naturaleza, para que vieran la envidiable colección de autos, la fila de coches de carrera, las motos de 500cc con las que hacía rallies con sus amigos y familiares por todo el campo, los deslizadores acuáticos, los ultraligeros, era un tipo campechano y bondadoso con los desprotegidos, al que le realizaba un favor se lo devolvía con creces, el que estaba contra él era terrorífico y sumamente violento.

El nombre de Pablo Escobar impugna con el tiempo por ser mito y leyendo entre los más jóvenes y humildes, suerte de Robin Hood o santito que reparte milagros, porque donde el gobierno no llegaba o no prestaba interés, él aparecía un día en los basurales de Medellín, por ejemplo, bajaba de su Mercedes Benz y repartía dinero a los más necesitados.

Pero, también, lo que hizo es imperdonable, organizó y financió una prolija red de sicarios, mandó a asesinar políticos, a sus perseguidores, mandó a estallar un Avianca en pleno vuelo con más de 200 pasajeros, daba la orden de cacería a policías –se estimaba más de 2,000 efectivos asesinados- creaba terror y pánico en los barrios más céntricos de Medellín y Bogotá con coches bomba a edificios gubernamentales, buses de transporte público, y hasta en una oportunidad se entregó al gobierno bajo sus propias condiciones, pasando catorce meses en una cárcel de lujo –La Catedral-, penitenciaría que había mandado a construir- donde seguía siendo el padrino y operando toda su red criminalística, bajo la protección del mismo estado, pues sus enemigos eran muchos, los Estados Unidos, la DEA, la policía colombiana, los medios periodísticos, el cartel de Cali, grupos de sicarios, etc.

Hasta que un día se cansó de seguir tras las rejas –aunque salía bien resguardado al estadio a ver los partidos de fútbol con todo su grupo de amigos- y salió a esconderse por los montes y vivir fugado, revisando la sección de clasificados para comprarse una nueva finca, un departamento o una casa donde refugiarse. Se le llegó a tasar cerca de 500 propiedades; la hacienda Nápoles en esa época ya había sido tomada por el gobierno, y desmantelada y huaqueada peor que ruina arqueológica, porque todos pensaban que el narco guardaba algo tras una pared o bajo un piso. Pero nada, e igual sucedió luego con La Catedral, y con Dallas y Mónaco, los edificios más queridos del patrón.

Y todos lo perseguían y él se escapaba, y bomba o mandaba a matar al que tenía en frente, su círculo de seguridad se iba cerrando y él quería volver a entregarse para hallar la paz del país pero ya nadie le creía, y los Estados Unidos presionaba por su captura, ayudaba con los más modernos aparatos tecnológicos, y la mafia de Cali y su grupo de operaciones, Los Pepes (Siglas de Perseguidos Por Pablo Escobar) iban cerrándole los cercos perimétricos, asesinaban a sus más leales y fieros lugartenientes, pero él, el más grande de los duros, no dejaba amilanarse, seguía huyendo, escondiéndose, midiendo sus pasos, hasta que el 2 de Diciembre de 1,993, cuando intentaba escapar una vez más, cayó abatido sobre los tejados de un barrio populoso de Medellín.

Algunos dicen que se mató al verse rodeado y por lo que siempre profesaba en sus comunicados de los Extraditables –grupo de narcos que los Estados Unidos buscaba para condenarlos en el norte- “prefiero una tumba en Colombia a un calabozo en Estados Unidos”. Lo cierto es que Pablo Escobar murió y Colombia pudo hallar en gran medida la paz y el orden.

Ahora, con sus santísimas y lujosas propiedades, el gobierno no sabe bien qué hacer. En 1,991, cuando el Estado intervino en la hacienda quiso entregar los animales al Inrena, pero estos se asustaron con tremendo obsequio y se excusaron aduciendo que ni invirtiendo todo el presupuesto de un año podía alcanzar para mantenerlos aunque sea un mes, y de los exóticos animales algunos se fueron buscando qué comer por los montes y solo algunos pocos a los pequeños zoológicos vecinos, la mayoría en cambio murió.

El gobierno colombiano se encargó de acomodar los animales en otros zoológicos, exceptuando los hipopótamos, los cuales desde entonces han escapado de su jaula original y se han multiplicado, apropiándose de los estanques cercanos y del río. Hoy hay una creciente preocupación entre los pobladores ya que los hipopótamos son animales tremendamente territoriales y podrían fácilmente matar a cualquiera que invadiera su territorio en el río. Según reportes, por lo menos uno de los hipopótamos se ha aventurado hasta Doradal, un pueblo a un kilómetro de la Hacienda, causando pánico entre los pobladores. Para su alivio, el animal se retiró al poco tiempo.

De la extensa hacienda Nápoles, desde Agosto del 2,004 están viendo qué hacer, desde un complejo turístico y centro de desarrollo de proyectos agrícolas hasta un museo del crimen y una cárcel. Lo cierto es que la famosa finca está invadida por unos pobres campesinos, tratando de ganarse algunos pocos pesos contando las maravillas y aventuras del patrón y el recuerdo de lo que alguna vez fue su isla de la fantasía y santuario familiar.

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