La policía no sólo sirve para golpear a los ciudadanos o perseguir sospechosos fantasmales, sino también para echar una mano al ciudadano. O un par de ojos, como ha sucedido en Inglaterra con la novelista ciega Trish Vickers, que llevaba dos semanas escribiendo su novela con un bolígrafo sin tinta.
Vickers, que perdió la vista hace siete años por una diabetes, acostumbra a escribir sus libros con un bolígrafo sobre hojas de papel con guías elásticas para mantener los renglones rectos. Durante las últimas semanas la mujer estuvo especialmente inspirada: había completado 26 páginas de su novela y no veía la hora de mostrárselas a Simon, un joven voluntario que le ayuda en las tareas del hogar. Pero en lugar del manuscrito, Simon se encontró con un taco de folios en blanco. Trish había escrito las últimas 26 páginas con un bolígrafo gastado.
Después de barajar varias opciones, Trish y Simon decidieron pedir ayuda a la policía de Dorset, concretamente al departamento de huellas dactilares. Enfrentados a tan inusual petición, los agentes dedicaron sus momentos de asueto a desentrañar el mudo manuscrito de la escritora ciega. Para ello, utilizaron un juego de luces enfocadas en varios ángulos, con los que iban descifrando las marcas del bolígrafo en los folios. Una semana después devolvieron a Vickers el escrito, ya transcrito al formato digital.
La novela, la primera que escribe la mujer desde que perdió la vista, se titula ‘El legado de Grannifer’ y cuenta la historia de una mujer que pierde su novio, su trabajo y su bisabuela de una tacada. Los policías que realizaron la transcripción afirmaron, sin un ápice de ironía, que esperan impacientes la conclusión del libro para conocer el final.