Debido a los altos precios de las propiedades en el gran país oriental, la familia de Zeng Lingjun, un zapatero de Shenyang, tuvo que mudarse a el baño de un hotel abandonado que se alquilaba a muy bajo precio.
Así fue como Zeng, su esposa y su hijo de un año se mudaron al inusual lugar, y en poco tiempo lo restauraron para acondicionarlo y dotarlo de las comodidades necesarias para la vida cotidiana.
El nuevo hogar ahora cuenta con una cómoda cama, cocina nueva, instalaciones eléctricas para conectar un televisor y la computadora, y hasta tiene lugar para el pequeño taller donde Zeng puede realizar sin problemas su oficio.
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